viernes, 23 de marzo de 2012

Curso de Empleadas Domésticas, ¡Todo un Éxito!



Terminamos con éxito nuestro curso de Empleadas del Hogar y nos alegra mucho poderles compartir nuestra experiencia y algunas fotografías.

En esta ocasión, el curso incluyó temas de Maquillaje, El Valor de la Espera, Sexualidad y Autoestima, con los que las 18 participantes salieron muy contentas. Algunas de ellas al final nos expresaron lo mucho que valoraban que pensaramos en ellas para dar este curso, pues como mujeres, son un pilar muy importante en las familias mexicanas. 

El equipo de Más Mujer esta muy agradecida con todas las mamás y amas de casa que se dieron el tiempo para inscribir a sus Empleadas del Hogar; estamos conscientes del sacrificio que esto implica, pero estamos seguras del beneficio que les representa a ellas y a nuestra sociedad.

Agradecemos los comentarios e ideas que nos puedan dar para nuestros próximos cursos. Esperen información pronto.




miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Qué hijos estás dejando al mundo de hoy?

Recibí hace poco esta reflexión por correo electrónico, el cual nos hizo hacer un alto en el camino para saber hacia dónde estabamos llendo...se las compartimos.

Leopoldo Abadía, es un profesor y escritor español conocido por su análisis de la crisis económica actual mediante un artículo publicado en su sitio web que recibió miles de visitas en apenas unas semanas y que le llevó a publicar un libro titulado La crisis Ninja y otros misterios de la economía actual donde explicaba los pormenores de la crisis de las hipotecas subprime desde un lenguaje coloquial y llano.
 

Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos. Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que “Dios les agarre confesados”.

Lo de que Dios les agarre confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación.  En muchas conferencias, se levanta alguna señora (esto es pregunta de señoras) y dice esa frase que  me hace tanta gracia: “¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?”


Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya está crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir “¿qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?”
 

Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido: “¡y a mí, ¿qué me importa?!” Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.
 

Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.
 

Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz…y me exigieron mucho.

Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:
1. La guerra civil española
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización

Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro.
¿Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar!

Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante:

intentar darme una muy buena formación. (Si no la adquirí, fue culpa mía).
Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.

 A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen
gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales,…Lo que por ahí se llama “buena gente”.
 

Porque si son buena gente harán un mundo bueno.  
Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación: que sepan distinguir el bien del mal, que no digan que todo vale, que piensen en los demás, que sean generosos…En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.
 

Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a  dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho más qué hijos íbamos a dejar a este mundo.
 

A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a  darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.
 

Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.
 

Pero lo fundamental es lo otro: los padres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes, que el padre y la madre llegan cansados a casa, que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva, que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado. Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.

P.S.
1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres.
2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.

3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.

La familia, beneficia al desarrollo económico

La familia pequeña vive mejor, sigue siendo una de las frase más escuchadas no sólo por el gobierno mexicano, sino por el resto de mundo. Ten pocos hijos y serás más feliz. ¿Pero que está pasando hoy en día con los países en las familias no tienen más de un hijo? El estado ha tenido que invertir fuertes cantidades de dinero para los adutos mayores, y muchos otros buscan aplicar la eutanasia por la carga que representan. Cada vez son más los ancianos que mueren de soledad y sin familia.
Un respetado economista mexicano, Enrique Quintana publicó hace unos meses la realidad de la familia mexicana. Aquí les dejo la noticia.

Las familias de hoy
Enrique Quintana
www.elnorte.com

¿Sabe usted cómo eran las familias mexicanas hace poco más de 30 años? Entre otras cosas, llenas de hijos.

Para ubicarlas, simplemente le recuerdo el siguiente dato. La tasa de fecundidad, medida como la cantidad promedio de hijos por cada mujer, entre los 15 y 49 años, era en 1976 de 5.7.

No hay datos precisos para la década de los 60 o anteriores, pero la evidencia empírica es que había muchos más hijos.

Este hecho gestó una realidad demográfica en las familias que se caracterizaba por una gran descendencia.

Quienes hoy tienen más de 30 ó 40 años provienen -en general- de familias mucho más numerosas que las que ellos han formado.

Y ese hecho marcaba una realidad del retiro y la vejez muy diferente a la que tenemos hoy y que no tendrá nada que ver con la de los siguientes 20 ó 30 años.

Independientemente de los sistemas de pensión públicos o privados, los padres ancianos o aun los abuelos contaron durante muchos años en México con el respaldo de los hijos o los nietos.

Fueran ricos, clase media o pobres, los adultos mayores vivían en casa de los descendientes o al menos contaban con el apoyo económico de éstos.

Fuera que los 6 o más hijos dividieran esfuerzos, o por la razón que fuera, alguno o algunos de ellos se hicieran cargo, los viejos tenían respaldo.

Por esa razón, el tema de las pensiones era poco relevante... además de que proporcionalmente a la población total había pocos retirados.

En este año, la tasa de fecundidad promedio es de 2 hijos por mujer a nivel nacional y en el DF es de 1.7. Esto significa que en la capital, sin la migración, no habría siquiera una tasa de reemplazo positiva de la población que actualmente es adulta.

Pero, al margen de ese dato, el hecho es que quienes hoy tienen -por ejemplo- 35 años, en el 2041, cuando lleguen a sus 65 años, probablemente tendrán sólo dos hijos y quizá dos o tres nietos.

Las posibilidades de que cuenten con una red familiar que los respalde en su vejez será mínima.

Dependerán de su capacidad de generación de ingresos, de su ahorro o de la pensión que reciban.

Todo parece indicar que tarde o temprano tendremos una pensión universal muy básica, que aporte un salario mínimo o poco menos a los adultos mayores.

También es probable que se tenga que crear una carga fiscal específica para soportar este ingreso.

El problema es que, al menos en las zonas urbanas, un salario mínimo simplemente no alcanza para vivir.

Alguien que hoy gana -por ejemplo- 20 mil pesos, aun si está en el IMSS y cumple con todos los requisitos para pensionarse, obtendría menos de la mitad de su último ingreso.

Y esa realidad que nada tiene que ver con la macroeconomía sino con nuestro bolsillo no se ha entendido entre la mayoría de la población mexicana.

No ahorramos ni nos preparamos para el retiro, con la esperanza de que al final algo va a ocurrir que nos saque de aprietos.

Lo que podemos garantizarle es que el Gobierno no va a hacer ese milagro, y en la mayor parte de los casos, los hijos tampoco lo van a hacer.

Más vale que nos decidamos y de una vez reconozcamos que la solución a este problema la tendremos que aportar nosotros mismos, con capacidad de trabajo renovada y con ahorro.
No hay de otra.

enrique.quintana@reforma.com
 

La familia, la mejor inversión

El mes de marzo es uno de los más esperados, pues además de que se celebra en su primer domingo el día de la familia, también a mediados de mes celebramos la entrada de la primavera. De nuevo el sol se ve en la ciudad, acompañado de flores, árboles y pájaros que hacen un día maravilloso.
Reunidas a esta celebración y acompañando a la idea de que la familia es la base de la sociedad, les presentamos una recopilación de artículos sobre esta institución tan valiosa y tan importante. LA FAMILIA

 
 
Actulmente, el problema del desempleo y la crisis económica ha afectado severamente a las familias, desencadenando serios problemas dentro de ella. Si analizamos la causa de esta crisis nos daremos cuenta de que una de las razones es no saber invertir en el negocio familiar.
La sociedad es lo que representa la familia, respondemos ante la vida y ante los demás dependiendo de la educación que recibimos de nuestros padres. Esto es un círculo inevitable que no se resuelve de la noche a la mañana, se requiere de una verdadera estrategia e inversión de valores si realmente queremos superar esta crisis. Esta estrategia no depende del otro sino de ti, de mí y de cada uno.
La familia es mucho más que un hecho cultural que "nos toca vivir", la familia es una necesidad vital para la felicidad y realización de la persona humana, simplemente porque ahí experimentamos el amor y aprendemos amar. Sin amor el ser humano se enferma, como actualmente está sucediendo en miles de personas que ya no encuentran un sentido para vivir, depresiones, soledad, desesperanza, insatisfacción, vacío existencial... enfermos por falta de amor. Ésta es la peor enfermedad del ser humano.
¿Por dónde empezar? Simplemente como se empieza un negocio... Primero, analizar mi crisis familiar.
"Crisis", ésta palabra provoca en el interior un rechazo fuerte, sin embargo la crisis pone de manifiesto las imperfecciones y los errores, que si los enfrentamos pueden tener solución. Qué difícil es cambiar algo cuando no se ha detectado el problema. Crisis es oportunidad de construir, de poner cimientos sólidos, de aprendizaje, de cambio, de reconocer que no somos superhéroes y que la vida no la tenemos en el dominio de nuestras manos.
Para poder analizar con realismo se necesita madurez para ver las cosas tal cual son y no dedicarse a echar la culpa a los demás, pues en esta actitud puede estar la verdadera causa de la crisis.
Después hay que detenernos para preguntarnos: ¿qué quiero lograr en mi "negocio familiar"? Es la pregunta clave para definir mi camino.
Ante una crisis hay dos caminos: rendirnos, que significa perder porque "pierde el que deja de luchar" o levantarnos y construir. Cada miembro de la familia debe hacerse esta pregunta, y la clave del éxito es descubrir el verdadero objetivo, el que te sacará adelante. ¿El coche último modelo?, ¿estrenar ropa cada día?, ¿viajar por el mundo?, ¿el no tener límites? ... y ¿esto te sacará adelante?
No hay engaño: ni el tener, ni la etiqueta de marca, ni la fama nos saca adelante, sólo el amor nos puede hacer salir de los peores momentos, porque es el motor del ser humano. El amor nos impulsa a salir de nosotros mismos, a buscar el bien del otro, nos da la esperanza para seguir en pie y seguir luchando, y solo el verdadero amor nos hace felices. Este amor se fortalece en la familia.
Viktor Frankl, prisionero en el campo de concentración nazi, experimentó que el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad si contempla al ser querido; si a pesar de todo sigue amando. Así lo expresa en su libro "El hombre en busca de sentido". Esta experiencia es para cuestionarse, ¿cómo un hombre sin nada pudo seguir adelante, amando y por lo tanto ser feliz?
Finalmente, teniendo claro mi objetivo invierto en mi negocio.
Hay varios tipos de inversión, uno de ellos es la inversión de tiempo. Para sacar adelante un proyecto se necesita tiempo, con mayor razón se necesita en el negocio familiar. ¿Cómo queremos construir la familia en un ambiente de paz, alegría y bienestar si no lo consideramos como nuestro principal negocio? Invertir tiempo en familia es darse uno mismo, es invertir tiempo a mis clientes, y en este caso mis principales clientes son cada uno de los miembros de mi familia.
Otro tipo de inversión es de dinero. Con el dinero conseguimos el producto que queremos, ¿qué producto quiero en mi familia? Y aquí es necesario tener claro que es un negocio familiar, ningún integrante se escapa, todos son parte importante y todos buscan el mismo objetivo, porque sin la unidad no se logra el objetivo.
Un negocio no se logra por sí solo, hay que dar el primer enganche. Primero doy de mi dinero para después recibir beneficios con la venta de mi producto. No se entiende muchas veces esta ley en el negocio familiar. Dar para recibir. Tal vez esperamos mucho de cada miembro de la familia pero no nos hemos puesto a pensar que debo dar yo el primer enganche. Ley de vida: se cosecha lo que se siembra. Invierto amor, recibiré felicidad. Invierto egoísmo, cosecharé soledad.
También es importante llevar fielmente la contabilidad del negocio para que aumenten las ganancias.
En toda familia hay tensiones y dificultades propias del desgaste de la rutina diaria. Sólo si sabemos balancear estos momentos con una buena dosis de diálogo, comprensión, empatía, si me preocupo por hacer feliz a quien amo, cada sonrisa que arranco, cada caricia que doy, cada detalle que realizo, se convierte en una ganancia y no permitimos que haya números rojos en nuestra contabilidad familiar.
Sin comunicación entre los integrantes del negocio, ahí quiebra porque la comunicación es básica para manifestar inquietudes, iniciativas o propuestas, es necesaria para resolver problemas, para transmitir experiencias, para llevar juntos este negocio por excelencia. Todos aportan y enriquecen, como nos dice Hugo de San Víctor en su tratado de metodología del saber y de pedagogía, "El más sabio de todos, será quien haya querido aprender algo de todos. Quien recibe algo de todos, acaba por ser el más rico de todos".
Como última recomendación, me gustaría recalcar que el éxito está en la constancia y el amor.
Como dice Benedicto XVI "es el poder del amor, que sabe sacar el bien del mal, ablandar un corazón endurecido, llevar la paz al conflicto más violento, encender la esperanza en la oscuridad más densa".
El éxito de uno es el triunfo de todos. No se trata de no tener problemas, dificultades o sufrimientos, se trata de que la familia se una para enfrentar esos momentos de crisis con perseverancia para lograr su objetivo, que como hemos dicho es encontrar el amor.
Tener ganancias y buen funcionamiento del negocio por unos días, meses o años, no es suficiente, el negocio es para toda la vida porque sin él no sobrevivimos y porque sin él no se puede alcanzar el éxito personal.
Una noticia publicada en la página web de Mujer Nueva (http://www.mujernueva.org/articulos/articulop.phtml?se=4&ca=1&te=1&id=7645) sobre un hombre belga que fue diagnosticado de encontrarse en estado vegetativo hace veintitrés años, pero la realidad es que pasó todo este tiempo plenamente consciente aunque no se podía comunicar. Asegura que logró aguantar gracias a la fe de su familia, logró conservar las ganas de vivir porque su familia creía en él. Siempre se mantuvieron a su lado, según relató su madre Fina en una entrevista a la cadena RTL.
Valoremos este testimonio vivo de una familia que en medio de la dificultad supo dar a este miembro un trato donde siempre sobresalió el valor de la dignidad de la persona y la entrega desinteresada y constante.
Así que invierte en el verdadero negocio y la mejor inversión: tu familia.